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sábado, 30 de abril de 2011

Inspiración

Ayer mientras caminaba tuve una inspiración, una revelación, una visión, ¿es un camposanto?, no. Probablemente tocado por la mano divina del tío de Aitor, comencé a pensar y a componer esta historia:

En casa de la familia Conejo todos se sentaban a la mesa para comer. Allí estaba Papá conejo, Mamá coneja, su hijo mayor Lucky, el pequeño Chester y Peggy Sue que vivía en la madriguera de al lado del cedro.
Aquel día habia para comer brotes frescos de cebollino, pero Lucky no estaba dispuesto a quedarse a comer, ya que había quedado con sus colegas para fumar hierba, ya sabes, hierba, conejos...el gas. Debía de escabullirse sin levantar ninguna sospecha, ya que su padre jamás le daría permiso para abandonar la mesa e irse sin comer. Así que Lucky esgrimió un plan, algo infalible aunque bastante arriesgado. Se levantó de la mesa cuidadosamente y se puso a hacer reverencias sin ningún tipo de ritmo, control o vergüenza. Fue retrocediendo hasta que llegó a la puerta y consiguió salir sin que ni Papá, ni Mamá, ni Peggy Sue, ni ni siquiera el pequeño Chester se percataran de que Lucky había desaparecido.
Desde aquel día se recuerda la hazaña de Lucky con cantares en los que debes de besar al chico o a la chica que te guste más.